Buenas noches a tod@s!
Soy de Barcelona y tengo 44 añitos. Hace un año me era imposible de creer que ahora mismo estaría escribiendo esta presentación... Llevaba una eternidad practicando sofing de manera asidua, y otros deportes sedentarios del estilo gaming, smoking y gintoning. Un buen día me subí a una báscula y vi como el primer dígito se acercaba peligrosamente al 9. Además, no me encontraba bien, tenía la espalda totalmente contracturada y más tensa que el arco de Orzowei, por lo que decidí que tenía que hacer un cambio radical en mi vida.
El primer reto: abandonar el tabaco. No es que fumara mucho, dos o tres cigarrillos al día no eran gran cosa. El problema principal lo teníamos el fin de semana, en una de esas barbacoas interminables, o comidas que se alargan hasta la cena, donde el asunto empezaba a ser serio, y donde podía caer ya el medio paquete. Ya ni hablamos si había partido de fútbol el domingo, o algún picoteo, porque entonces en ese "finde" ya rozábamos el paquete entero. Conclusión: cortar por lo sano, y el mes de octubre de 2017 me divorcié de Doña Nicotina, pasando a cobrar una pensión por ahorro de tabaco de unos 30 euros mensuales
El segundo: mover el esqueleto. En mi mente había un runner en potencia, eso estaba claro, así que me levanté tempranito un sábado, y a correr!!!! Bambas nuevas, mallitas..., y a los 200 metros de iniciar el trote, no sabía de donde sacar el aire para respirar. Desfondado en cero coma, ridículo espantoso, y caminando para recuperar el aliento. Repetí varias veces la pauta de correr, parar y descansar, hasta que completé unos 8 km. Por la tarde, me dolía la rodilla derecha, igual que el verano después de regresar de esas excursiones en el Pirineo aragonés, pero lo achaqué a mi falta de forma, así que me marqué el reto de citarme para el fin de semana siguiente.
Repetí el experimento, volví a quedarme sin aire en menos de dos minutos, también volví a repetir la serie "descanso-recuperar-volver a correr", y de esta manera completé unos 10 km. Pero de nuevo por la noche, la rodilla derecha me molestaba horrores, y durante la semana fui al médico para que le echara un vistazo. El traumatólogo que me atendió, después de analizar la radiografía que me había hecho y estudiar (no con mucho detenimiento) la articulación, concluyó que tenía un ligero esguince, y que con unos días de reposo, un poco de hielo e ibuprofeno, podría volver a la "competición" sin mayores dificultades.
La verdad, no fue así. La tercera salida running que hice fue exactamente igual de mal que las demás. Bueno, quizás aguanté un poco mejor el quedarme sin aliento, pero la rodilla no estaba bien. Decidí ir a otro médico y ponerme algo más serio. No sé si fue la postura decidida en la que me vio, o el efecto de ya tener 40 cumplidos y un porcentaje elevado de canas, pero la verdad es que esta vez me escuchó y me hizo una resonancia magnética, la cual reveló que tenía el menisco roto. Por supuesto, que si quería seguir corriendo, tocaba artroscopia sí o sí (de hecho, salí de la consulta con los volantes del preoperatorio y todo medio programado).
Ya en casa, pensando más fríamente y analizando la secuencia de hechos, sin quitar importancia ni credibilidad al diagnóstico médico, concluí que debía cambiar de estrategia. Me dirigí a la galería del patio de luces de mi piso, y recuperé una MTB de años atrás... la puse a punto, y al cabo de unos días la cogí para probar cómo me comportaba encima de ella
[Continuará... ]
Soy de Barcelona y tengo 44 añitos. Hace un año me era imposible de creer que ahora mismo estaría escribiendo esta presentación... Llevaba una eternidad practicando sofing de manera asidua, y otros deportes sedentarios del estilo gaming, smoking y gintoning. Un buen día me subí a una báscula y vi como el primer dígito se acercaba peligrosamente al 9. Además, no me encontraba bien, tenía la espalda totalmente contracturada y más tensa que el arco de Orzowei, por lo que decidí que tenía que hacer un cambio radical en mi vida.
El primer reto: abandonar el tabaco. No es que fumara mucho, dos o tres cigarrillos al día no eran gran cosa. El problema principal lo teníamos el fin de semana, en una de esas barbacoas interminables, o comidas que se alargan hasta la cena, donde el asunto empezaba a ser serio, y donde podía caer ya el medio paquete. Ya ni hablamos si había partido de fútbol el domingo, o algún picoteo, porque entonces en ese "finde" ya rozábamos el paquete entero. Conclusión: cortar por lo sano, y el mes de octubre de 2017 me divorcié de Doña Nicotina, pasando a cobrar una pensión por ahorro de tabaco de unos 30 euros mensuales
El segundo: mover el esqueleto. En mi mente había un runner en potencia, eso estaba claro, así que me levanté tempranito un sábado, y a correr!!!! Bambas nuevas, mallitas..., y a los 200 metros de iniciar el trote, no sabía de donde sacar el aire para respirar. Desfondado en cero coma, ridículo espantoso, y caminando para recuperar el aliento. Repetí varias veces la pauta de correr, parar y descansar, hasta que completé unos 8 km. Por la tarde, me dolía la rodilla derecha, igual que el verano después de regresar de esas excursiones en el Pirineo aragonés, pero lo achaqué a mi falta de forma, así que me marqué el reto de citarme para el fin de semana siguiente.
Repetí el experimento, volví a quedarme sin aire en menos de dos minutos, también volví a repetir la serie "descanso-recuperar-volver a correr", y de esta manera completé unos 10 km. Pero de nuevo por la noche, la rodilla derecha me molestaba horrores, y durante la semana fui al médico para que le echara un vistazo. El traumatólogo que me atendió, después de analizar la radiografía que me había hecho y estudiar (no con mucho detenimiento) la articulación, concluyó que tenía un ligero esguince, y que con unos días de reposo, un poco de hielo e ibuprofeno, podría volver a la "competición" sin mayores dificultades.
La verdad, no fue así. La tercera salida running que hice fue exactamente igual de mal que las demás. Bueno, quizás aguanté un poco mejor el quedarme sin aliento, pero la rodilla no estaba bien. Decidí ir a otro médico y ponerme algo más serio. No sé si fue la postura decidida en la que me vio, o el efecto de ya tener 40 cumplidos y un porcentaje elevado de canas, pero la verdad es que esta vez me escuchó y me hizo una resonancia magnética, la cual reveló que tenía el menisco roto. Por supuesto, que si quería seguir corriendo, tocaba artroscopia sí o sí (de hecho, salí de la consulta con los volantes del preoperatorio y todo medio programado).
Ya en casa, pensando más fríamente y analizando la secuencia de hechos, sin quitar importancia ni credibilidad al diagnóstico médico, concluí que debía cambiar de estrategia. Me dirigí a la galería del patio de luces de mi piso, y recuperé una MTB de años atrás... la puse a punto, y al cabo de unos días la cogí para probar cómo me comportaba encima de ella
[Continuará... ]