El domingo, pasadas las doce y media de la noche, llegué a casa después de hacer una ruta a la que le tenía ganas desde hacía tiempo (Muxía-Finisterre). La disfruté como pocas, una experiencia para no olvidar, las más de 8 horas se me hicieron cortas. A ver si encuentro tiempo para poner la crónica en el hilo correspondiente.
Pues bien, saco la Anthem del coche, voy a colocarla en su sitio... y faltaba la rígida de carbono 😥
Gracias al chute de endorfinas que llevaba no me lo tomé demasiado mal, pronto me hice a la idea de que no volvería a ver la bici e incluso me puse a pensar cómo sustituirla. Pero un rato después mi cabeza empezó a sumar dos y dos, me planteé la situación del chorizo, me formé sospechas... y decidí hacer una batida por los alrededores. Para que os hagáis una idea de lo que son los "alrededores", baste con decir que vivo en un pueblecito que no debe de tener más de 500 habitantes, casi todos gente mayor, y cuando salgo con la bici casi tardo más en calzarme las zapas que en llegar al monte.
Así que a la una de la mañana echo mano de uno de los focos que uso en la bici y salgo a rebuscar en las fincas aledañas. En un momento dado decido dejar de meterme entre matojos y volver al pavimento. Me acerco a un furgón que lleva meses parado, relacionado con los individuos de los que sospecho. El furgón tiene los cristales tintados, pero eso no es problema para el foco. Lo pego al cristal, me acerco y... bingo! allí estaba la bici, entre otras muchas cosas.
Llamo a la GC y al rato se presentan dos patrullas. Hacen consultas y el furgón está a nombre de una menor de 14 años (inimputable) sin seguro ni ITV 🤣 Entre los agentes y yo conseguimos abrirlo y saco la bici. Tenía un buen rayón en la pintura de tubo diagonal, faltaba el bidón (que era de los de plástico bueno del Deca, ya no los venden), pero lo que realmente me preocupaba era que le habían bajado el sillín y después apretaron el cierre de la tija a muerte, tanto que deformaron la cabeza del tornillo y no conseguía aflojarlo.
En fin, los guardias querían llevarse el furgón, además de otra bici que estaba en la calle y algunas cosas más de un camioncillo relacionado con la misma gente. Yo les presenté el DNI y la factura de la bici, me dijeron que me la podía llevar y que al día siguiente debía poner denuncia. Allí se quedaron haciendo gestiones para mover el material y también para intentar hablar con sus "propietarios", que de repente habían desarrollado una fuerte sordera colectiva y no atendían al timbre.
El caso es que al día siguiente, en cuanto puedo, cargo la rígida y salgo para mi taller de confianza. Quería saber si el cuadro estaba dañado para poner el hecho en la denuncia, aunque ya me habían dicho los guardias que no esperase ninguna compensación. Paso por el lugar donde estaba el furgón... y allí seguía, aparentemente igual de cargado. Tampoco se habían llevado las bicis que estaban en la calle.
Ya en el taller, el mecánico sacó el tornillo sin grandes dificultades y comprobamos que no había daño aparente.
El balance es que los manguis se dieron un paseo de 7 km en mi bici (según el cuentakm) y fracasaron en su intento por quedársela pero, por lo demás, les salió la cosa gratis total, mientras yo acabé con la bici rayada y dedicando la mitad del día a poner la denuncia 😟
Los que me birlaron la bici son unos chavalillos de una familia que se instaló en el pueblo hace algo más de un año. El padre se dedica a la recogida de chatarra, aunque tras ver el contenido del furgón y por algún otro detalle observado anteriormente, está claro que no es lo único que recoge.
En toda esta aventura hubo un momento muy curioso: os juro que cuando encontré la bici no me alegré lo más mínimo, más bien lo contrario. Hace como 50 años que en este pueblo no se da el caso de que un vecino robe a otro, aquí puedes dejar la puerta de casa abierta e irte de vacaciones sin la menor preocupación. Ahora esa sensación de confianza y tranquilidad se ha perdido, y eso me sienta peor que quedarme sin bici.
Pues bien, saco la Anthem del coche, voy a colocarla en su sitio... y faltaba la rígida de carbono 😥
Gracias al chute de endorfinas que llevaba no me lo tomé demasiado mal, pronto me hice a la idea de que no volvería a ver la bici e incluso me puse a pensar cómo sustituirla. Pero un rato después mi cabeza empezó a sumar dos y dos, me planteé la situación del chorizo, me formé sospechas... y decidí hacer una batida por los alrededores. Para que os hagáis una idea de lo que son los "alrededores", baste con decir que vivo en un pueblecito que no debe de tener más de 500 habitantes, casi todos gente mayor, y cuando salgo con la bici casi tardo más en calzarme las zapas que en llegar al monte.
Así que a la una de la mañana echo mano de uno de los focos que uso en la bici y salgo a rebuscar en las fincas aledañas. En un momento dado decido dejar de meterme entre matojos y volver al pavimento. Me acerco a un furgón que lleva meses parado, relacionado con los individuos de los que sospecho. El furgón tiene los cristales tintados, pero eso no es problema para el foco. Lo pego al cristal, me acerco y... bingo! allí estaba la bici, entre otras muchas cosas.
Llamo a la GC y al rato se presentan dos patrullas. Hacen consultas y el furgón está a nombre de una menor de 14 años (inimputable) sin seguro ni ITV 🤣 Entre los agentes y yo conseguimos abrirlo y saco la bici. Tenía un buen rayón en la pintura de tubo diagonal, faltaba el bidón (que era de los de plástico bueno del Deca, ya no los venden), pero lo que realmente me preocupaba era que le habían bajado el sillín y después apretaron el cierre de la tija a muerte, tanto que deformaron la cabeza del tornillo y no conseguía aflojarlo.
En fin, los guardias querían llevarse el furgón, además de otra bici que estaba en la calle y algunas cosas más de un camioncillo relacionado con la misma gente. Yo les presenté el DNI y la factura de la bici, me dijeron que me la podía llevar y que al día siguiente debía poner denuncia. Allí se quedaron haciendo gestiones para mover el material y también para intentar hablar con sus "propietarios", que de repente habían desarrollado una fuerte sordera colectiva y no atendían al timbre.
El caso es que al día siguiente, en cuanto puedo, cargo la rígida y salgo para mi taller de confianza. Quería saber si el cuadro estaba dañado para poner el hecho en la denuncia, aunque ya me habían dicho los guardias que no esperase ninguna compensación. Paso por el lugar donde estaba el furgón... y allí seguía, aparentemente igual de cargado. Tampoco se habían llevado las bicis que estaban en la calle.
Ya en el taller, el mecánico sacó el tornillo sin grandes dificultades y comprobamos que no había daño aparente.
El balance es que los manguis se dieron un paseo de 7 km en mi bici (según el cuentakm) y fracasaron en su intento por quedársela pero, por lo demás, les salió la cosa gratis total, mientras yo acabé con la bici rayada y dedicando la mitad del día a poner la denuncia 😟
Los que me birlaron la bici son unos chavalillos de una familia que se instaló en el pueblo hace algo más de un año. El padre se dedica a la recogida de chatarra, aunque tras ver el contenido del furgón y por algún otro detalle observado anteriormente, está claro que no es lo único que recoge.
En toda esta aventura hubo un momento muy curioso: os juro que cuando encontré la bici no me alegré lo más mínimo, más bien lo contrario. Hace como 50 años que en este pueblo no se da el caso de que un vecino robe a otro, aquí puedes dejar la puerta de casa abierta e irte de vacaciones sin la menor preocupación. Ahora esa sensación de confianza y tranquilidad se ha perdido, y eso me sienta peor que quedarme sin bici.