Hago otro copia-pega de otro artículo muy bueno sobre la elección de sillín
Lo primero que tenemos que tener claro es que el mercado nos va ofrecer combinaciones infinitas de sillines, los hay de plástico, de carbono, de gel, sin gel, blandos, duros, medios, con varillas rígidas, con varillas suspendidas, macizos, huecos… pero sobre todo los hay caros, muy caros, y que se nos van de las manos. Y no digo que existen “baratos” (que los hay), porque si vamos a invertir en un sillín el cual va a mejorar nuestras salidas en bicicletas, desde el propio ocio, hasta la mismísima competición. Este sillín nos va acompañar durante años, que aunque cambiemos de bici mil veces el sillín será el mismo, porque es el nuestro, el que se adapta a nuestro morfología, el que tenemos domado, y el que nos da alegría entre las piernas, si vamos a invertir en algo importante como tal, lo suyo es que no escatimemos en gastos.
Pasos a seguir para la elección de nuestro sillín:
PRIMERO: Hay que saber la medida que tenemos entre nuestros isquiones
Como podéis apreciar en la foto, se muestran las caderas de un hombre y una mujer, los isquiones es el “hueso del culo” aquel que apoya en el sillín, el que nos duele por que no tenemos un sillín de nuestra medida, ya que no apoyamos nuestros isquiones perfectamente en el sillín.
Ahora bien, como medimos la distancia entre nuestros isquiones:
Opción A: Vamos a una tienda de bicicletas que tenga un utensilio, normalmente una asiento de gel, el cual nos sentamos encima de él y al levantarnos nos miden la distancia entre los dos puntos más hundidos. Lo malo es que no nos lo quieran medir si no le compramos un sillín.
Opción B: Cogemos una hoja de papel, o una cartulina, la ponemos encima de una silla que sea mullida, o tenga cojín, nos sentamos encima, levantando las rodillas para que marque perfectamente los isquiones, nos levantamos y medimos la distancia entre los puntos por los que forman las arrugas.
Opción C: Si tenemos una radiografía por casa de nuestra pelvis que nos haya hecho el medico en alguna ocasión, medimos la distancia entre los isquiones, hacemos la regla de tres con el porcentaje que marca la radiografía, ya que estas no suelen ser a tamaño real, y ya tenemos nuestras distancia.
Una vez tenemos nuestra medida entre isquiones, mirando la siguiente tabla, y ya sabemos la medida del ancho del sillín que tenemos que elegir y que nos irá perfecto para nuestras posaderas.
SEGUNDO: Ahora tenemos que elegir si queremos nuestro sillín con abertura antiprostática o no.
Todos los sillines (o casi todos) tiene un surco que va desde la parte trasera a la parte delantera del mismo, pero muchos en la actualidad poseen directamente un agujero en medio del sillín. Que ¿para qué es? Simple y llanamente, para que no se nos duerman nuestras partes, tanto masculinas como femeninas. ¿Y por qué se duermen? Si os fijáis en la siguiente imagen,
Los conductos que se observan de color, son los nervios y arterias de nuestros genitales, si cuando nos inclinamos hacia delante para coger el manillar, la pelvis presiona estos conductos contra el sillín, se nos duerme el pajarito, con una sensación bastante mala, a la par de peligrar nuestro carnet de padre si esto es un hábito regular. En cambio, si nuestro sillín tiene un surco, o mejor un hueco entero en esa parte central, la pelvis nunca llegara a presionar nuestros nervios y arterias, por lo que iremos de maravilla, sin ningún tipo de adormecimiento.
Comentar que alguno sillines no poseen punta, o la tienen mirando al suelo para ofrecer un supuesto extra de comodidad en relación a lo que acabo de explicar.
TERCERO: Comodidad y utilidad.
Existen diferentes acabados de sillín, según comodidad, peso, geometría, modalidad para el cual lo vamos a usar. El equilibrio entre estas partes, según el uso que nosotros le vayamos a dar, será la clave de nuestro éxito.
Si vamos a estar muchas horas encima la bici, como pueden ser más de 4 horas, nos interesa un sillín mullido, a ser posible de gel. Y si además vamos a competir, nos interesa que no sea muy pesado y que tenga una geometría que no nos moleste a la hora de cambiar las posturas, como puede ser en bajadas, así como que tenga refuerzos en su punta para si tenemos que cargar la bici por el mismo sillín y andar por una zona de barro a pata.
Todos estos casos, son cosas que tenemos que tener en cuenta, según el uso que le demos a nuestra bicicleta, y según el dinero que nos queramos gastar.
Hay gente que podría hacerse una maratón de mas de 100 kilómetros sentado en un teja y no dolerle nada, en mi caso, cuanto más sofá sea mi sillín mas feliz soy.
Hay marcas que realizan unos sillines de buenísima calidad como son: Selle Italia, Fi’zi:k, San Marco, Prólogo o Specialized, ya esta en vosotros elegir el que mas os guste, el que mejor os venga, o el que podáis pagar.
Por último decir, que un sillín bueno hasta uno profesional, cuesta un precio aproximado de entre 70 y 300 euros respectivamente.
Ala, a estudiar!! [emoji12] [emoji12]