Pues hoy la Occam ha estrenado el suelo (aparentemente sin consecuencias más allá de la dirección doblada, oportunamente enderezada con aflojando los tornillos de la potencia con la multi) y yo las protecciones de codo y rodilla, aunque estas últimas no me han salvado del todo de una buena tarascada en la canilla de la pierna izquierda con los pines del pedal (aunque sin protección, se hubieran cobrado su tributo en carne humana).
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Lo malo es que no sé qué ha ocurrido 🤔. Ha sido a la salida de una curva peraltada que termina en un mini salto doble y que, según Strava, he hecho más de 125 veces y nunca me había pasado, aunque es verdad que hoy llovía y el suelo estaba bastante mojado y embarrado después de los últimos chaparrones. He hecho lo de siempre, como aún estoy aprendiendo a saltar, no tiro del manillar para coger altura pero sí dejo que la bici despegue sin contrarrestar con el peso del cuerpo. Pero algo he debido hacer mal, quizás precipitándome al siguiente giro (a continuación sigue otra curva peraltada en dirección contraria), o puede que una especia de agujero que había en la recepción haya sido el causante. El caso que he empuntado la bici y se me ha quedado clavada ahí, cayendo yo hacia delante y un lado. Qué pena no tenerla grabada.
Creo que en el fondo de todo, había un exceso de confianza y que pretendía hacer lo de siempre sin adaptar la conducción a las circunstancias. Seguimos progresando por la curva de aprendizaje.
Lo que sí he notado es una cierta pérdida de agarre de la Agressor. Entiendo que es normal, pues no es una cubierta de húmedo y yo he ido como si hiciera un sol radiante y me ha dado un par de avisos, así que noble es, desde luego. Se trataba de un barro arenoso, no especialmente pegajoso (no se pegaba a las cubiertas) pero sí bastante resbaladizo.
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